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Conferencia

Relaciones sanas con ministerios Paraeclesiales 

Cómo entablar relaciones sanas y edificantes con ministerios paraeclesiales

Por Eduardo del Castillo

Revisado por el Consejo Apostólico

Enero 2025

Introducción

 

Hoy en día existen numerosos ministerios organizados que buscan suplir necesidades específicas de las iglesias locales. No funcionan como iglesias en sí mismas, sino como entidades ministeriales paralelas, especializadas en áreas particulares como por ejemplo ministerios de matrimonios y parejas, sanidad interior y liberación, escuelas bíblicas y teológicas, plantación de iglesias, agencias misioneras, movimientos de entrenamiento juvenil, entre otros.

 

Estos ministerios se caracterizan por ser independientes, operar con autonomía dentro de la esfera eclesial interdenominacional y contar con metodologías bien estructuradas. Por esta razón, logran captar la atención del liderazgo de muchas iglesias locales.

 

Se diferencian de los movimientos de unidad surgidos desde el liderazgo pastoral y apostólico, tales como la unidad entre apóstoles y pastores, compañías de profetas, eventos eclesiásticos regionales o nacionales, congresos internacionales, etc.

Aportes de los ministerios paraeclesiales a las iglesias locales

 

Estos ministerios han hecho valiosas contribuciones al cuerpo de Cristo, al suplir necesidades que muchas veces los equipos pastorales locales aún no logran cubrir de forma eficaz.

 

Por lo general, surgen de personas ungidas por el Espíritu Santo, con testimonios de transformación personal, que han logrado estructurar sus experiencias en procesos ministeriales eficaces. Suelen aportar soluciones prácticas y eficaces a problemáticas que las iglesias locales aún están aprendiendo a abordar.

 

Posibles desafíos y riesgos

 

Sin un protocolo adecuado para establecer relaciones sanas con estos ministerios, pueden surgir diversas tensiones o fracturas dentro de las iglesias locales:

 

1.⁠ ⁠Sobre Énfasis en un solo ministerio:

La iglesia local corre el riesgo de desequilibrarse si uno de estos ministerios externos adquiere protagonismo excesivo, opacando los demás dones y funciones internas.

 

2.⁠ ⁠Atracción gravitacional:

Como un “planeta gigante”, estos ministerios pueden atraer fuertemente a miembros de la iglesia, desviándolos de su compromiso y enfoque en la misión local. El brillo de lo externo puede llevar a menospreciar lo propio, es decir, lo que Dios ha depositado en casa.

 

La iglesia debe centrar todas sus actividades en Cristo y en la misión que le ha sido asignada, manteniendo la unidad y la claridad de propósito. Dios pedirá cuentas si se desvía de su llamado, identidad y diseño original.

 

3.⁠ ⁠Absorción del liderazgo:

Cuando un ministerio externo atrae demasiado al liderazgo local, se corre el riesgo de dividir su tiempo, energía y enfoque, debilitando la obra interna.

4.⁠ ⁠Ralentización del avance:

El involucramiento excesivo con un ministerio externo puede retrasar el cumplimiento de los objetivos propios de la iglesia, a pesar de los buenos frutos que ese ministerio pueda producir. Esto puede generar tensiones internas.

 

5.⁠ ⁠Variaciones doctrinales e identitarias:

Estos ministerios suelen tener doctrinas y culturas propias que, incluso de forma imperceptible, pueden influir en pastores y líderes por medio de la impartición o imitación, desviando el rumbo original de la iglesia local.

¿Dónde está el equilibrio?

Protocolo para relaciones sanas con ministerios paraeclesiales

 

    1.    Examen bíblico:

Aunque el ministerio tenga buena reputación, resultados visibles y promoción efectiva, se debe examinar cuidadosamente si su fundamento bíblico está centrado en Cristo.

    •    ¿Jesús es el centro del mensaje, o lo es su metodología?

    •    ¿Se exalta el nombre del fundador por encima del nombre de Jesús?

Si la respuesta es afirmativa, hay que alejarse.

    2.    Evaluación económica:

Si los costos de participación, cursos o materiales son excesivos, es sospechoso. El argumento de que “lo bueno cuesta” no justifica la comercialización desmedida de lo espiritual.

Nuestra gente ya aporta con sus diezmos y ofrendas, no debemos sobrecargarlos.

    3.    Sencillez y accesibilidad:

Mateo 11:28–30 nos recuerda que el yugo de Jesús es fácil y su carga ligera.

Un proceso complicado, costoso o prolongado para recibir sanidad, liberación o bendición no proviene del Espíritu Santo.

    4.    Respuestas en casa:

La iglesia local debe ser la principal fuente de respuesta para sus miembros.

Los ministerios externos pueden apoyar, pero nunca sustituir a los líderes y ministros que Dios ha levantado dentro de la congregación.

    5.    No actuar bajo presión emocional:

Es común que un pastor o líder se entusiasme al ver un ministerio novedoso, sobre todo si otros líderes también lo promueven. Pero antes de involucrar a la iglesia, hay que cumplir todo el protocolo espiritual.

    6.    Consulta con el Espíritu Santo y el liderazgo apostólico:

Antes de comprometerse con cualquier ministerio externo, se debe orar, esperar la dirección del Espíritu y consultar al equipo de pastores y al liderazgo apostólico regional.

Las decisiones deben tomarse con transparencia y sin omitir información clave que pueda inducir a errores o malos entendidos.

 

 

Este protocolo busca ser una guía práctica para las iglesias que desean interactuar con ministerios paraeclesiales, asegurando que estas relaciones sean verdaderamente edificantes, bajo la cobertura del Espíritu Santo y del gobierno espiritual establecido.

WEB de Trabajo e información a cargo de la Secretaría General del Consejo Apostólico

Ap. Eduardo del Castillo

equipoapostolicomsa@gmail.com 

Personería Jurídica Especial del Ministerio del Interior y de Justicia,. Resolución No 4189 del 16 de diciembre de 2009

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